Ganó Central. Ganó Central otra vez. Ganó Central con un triunfo demoledor, aplastante, arrollador y contundente. Ganó Central en un día especial. Ganó Central en pandemia. Fue 3 a 0 al rival que le queremos ganar siempre. Festeja Rosario, festeja Central.
Tremenda victoria del equipo del Kily en una nueva edición del clásico de la ciudad. La alegría del pueblo auriazul, recorre cada barrio y cada rincón de una metrópoli que respira fútbol 100% y que vive esta clase de partidos de una manera muy particular.
Las expectativas de la previa de estos partidos, generan una carga emocional muy alta. Las sensaciones que se ponen de manifiesto hacen que, en ocasiones, se traspasen algunos límites. La tensión, el nerviosismo y las presiones, las sufren tanto los hinchas como los jugadores y cuando empieza a rodar la pelota, quienes mejor puedan controlar todo eso, sacan ventaja.
Exactamente esto fue lo que hizo el equipo canalla en la noche del domingo frente al rival. Tuvo el control del partido de inicio a fin, fue protagonista, se impuso en todos los sectores de la cancha, dominó a su rival, fue más inteligente, convirtió en momentos claves y pudo haber ampliado el resultado tranquilamente. Ellos, apáticos, desganados, entregados, enojados y resignados.
El envión anímico con el que llegó Central al clásico, era mucho mayor al de Newell’s producto de lo que vivieron ambos planteles entre semana en sus compromisos por Copa Sudamericana. Eso, fue muy bien aprovechado por el DT que, hasta la fecha pasada, era cuestionado por el flojo rendimiento del equipo.
Otro acierto clave que marcó la diferencia fue la elección de los futbolistas. Puso en cancha a muchos hombres de experiencia en este tipo de encuentros, que saben cómo jugarlo y que en su mayoría, cuentan con el plus de ser hinchas. Por último, repitió un esquema que lograron interpretar y le volvió a dar resultado. Parece ser que el Kily y sus dirigidos encontraron el camino y ese, es el que todos los centralistas deseamos transitar.
EL PODIO
Si bien el equipo funcionó a la perfección desde lo colectivo y todos los jugadores aprobaron el examen con destacados rendimientos, el primer puesto se lo lleva Marco Ruben sin dudas. El 9 y capitán, abrió la cuenta con una hermosa sutileza llegando a 5 goles convertidos en clásicos, pero además, hizo un trabajo excelente a la hora de presionar la salida del rival. Enloqueció a toda la defensa con sus movimientos y su potencia y tuvo gran despliegue. Otro que sube al podio en segundo orden es Nicolás “el fosa” Ferreyra. Firme en defensa, ganó todo de arriba, no le pesó el debut en un clásico y metió un golazo de taco. El tercer lugar, es para el correntino Ojeda, que en la zona de volantes recuperó mucho y cuando la tuvo, le dio buen destino a la hora de distribuir la pelota. Aportó equilibrio. Lo jugó con oficio y aplomo.
UNA FECHA ESPECIAL
El 2 de mayo no es un día más en la historia de los clubes rosarinos. En el año 1987, Central obtiene su cuarto campeonato en la era profesional de la mano de Don Ángel Tulio Zof logrando un hecho inédito ya que venía de ascender, también como campeón, en la temporada anterior. Hasta la última fecha, se disputaban esa estrella con Newell’s nada más y nada menos. En vibrante jornada, los auriazules se medían con Temperley de visitante y los rojinegros recibían a Independiente. El empate ante el gasolero, con gol de Omar Palma, le permitió a Central llegar a 49 puntos mientras que los del Parque Independencia quedaron una unidad por debajo siendo subcampeones. Su DT, Jorge “Indio” Solari, deslizó la famosa frase de bautismo para la hinchada leprosa diciendo “los de la cabecera son unos pechos fríos“.