No se quedó a Gamba

Rosario Central ganó y eso es lo único que importa. Sea quien sea el rival, el contexto o la competencia que dispute. Aquellos que especulan con los resultados y prefieren que su propio equipo pierda para que se vaya tal o cual DT o dirigente de turno, deberían revisar si no son simpatizantes de otro club. Es inentendible que eso suceda.

Más allá de eso, el Kily González llegó al partido frente a Banfield en medio de un clima de máxima tensión. Estaba irreconocible, como entregado o mejor dicho, resignado al observar el paupérrimo primer tiempo que jugó su equipo que, a los ocho minutos, ya perdía frente a un equipo muleto que presentó el rival con mayoría de jugadores amateurs. Deslucido, con poco juego asociado y siendo superado, Central logra emparejar el tanteador en la última bola de ese período gracias al goleador Marco Ruben que pescó un cabezazo en el área para irse al descanso mas oxigenado.

Era sabido que un paso en falso en cuanto al resultado, que es lo que más importa en el fútbol, lo sacaba del cargo. Sin embargo, hizo lo que nunca había hecho desde que dirige y se animó a cambiar a tiempo. Detectó falencias en el mediocampo y sobre el final de la primera parte mandó a entrar en calor a dos experimentados, Gamba y Zabala. Ambos ingresaron antes de que inicie el segundo tiempo y en un puñado de minutos la historia empezó a cambiar, ya que el delantero marcó el segundo gol luego de varias desatenciones entre la defensa y el juvenil arquero del taladro. El pleno que se jugó el DT tuvo su efecto positivo.

A partir de ahí, la imagen del equipo fue otra, diametralmente opuesta a la de la primera etapa. El canalla se adueñó del partido y promediando el segundo tiempo, Nicolás Ferreyra ganó en lo alto tras un córner, la pelota pegó en el palo y el rebote lo tomó Joaquín Laso, que sacó provecho y convirtió el tercero para el desahogo de todos.

En el último tramo del encuentro, fue bajando la intensidad de ambos planteles y el técnico canalla volvió a activarse pidiéndole a sus jugadores tener la pelota para cerrar el partido. Cuando sonó el silbato del arbitro Penel marcando el final, el Kily respiró hondo, exhaló y fue a abrazarse con los referentes que lo bancaron en una semana muy difícil.

Por el momento, todo sigue igual en el mundo Central, que ya piensa en el cotejo del viernes frente a Aldosivi en Mar del Plata. Ojalá, que a partir de ahora, se encuentre el rumbo y los resultados favorables para llegar a la clasificación.