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Central A1Toque

Bochornoso homenaje

El DT y el capitán fueron los protagonistas de los incidentes.

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El 2 de abril no es un día más, es el día de ellos, de los héroes excombatientes de Malvinas. Tras cumplirse un nuevo aniversario de esa absurda guerra, las emociones nos recorrían el alma por pensar en esos pibes que tuvieron la valentía de ir a defender lo que es nuestro, con unas condiciones bastante precarias.

La historia cuenta que muchos no volvieron, otros regresaron pero, al no soportar tanta injusticia, optaron por irse de este mundo también y los demás siguen combatiendo de pie 39 años después. Claro que todos y cada uno de ellos merecen gloria y honor eterno y siguen provocando en nosotros mucha admiración y profundo respeto.

Tal como indica la Constitución Nacional, Malvinas es una causa irrenunciable. Por eso es de todos, por eso tenemos el compromiso de no olvidar y la obligación de transmitirles a las nuevas generaciones lo que significa para nuestro país. Acá no hay grietas, ni divisiones. No hay signos políticos ni instituciones partidarias con exclusividad. Todos, absolutamente todos somos Malvinas.

En medio de actos y reconocimientos por la causa, hubo fútbol argentino y a nuestro querido Rosario Central le tocó abrir la fecha ocho en el “gasómetro”, enfrentando a San Lorenzo.

En la previa, los hinchas nos enorgullecimos y emocionamos por el video institucional donde aparecían el plantel actual junto a los veteranos de guerra con la camiseta especialmente diseñada para homenajearlos. Pero, a la hora señalada, la presentación de Central en el verde césped fue pobrísima una vez más en este torneo. Para colmo y de yapa, tuvimos un final escandaloso, triste y lamentable.

Al analizar lo que pasó en el bajo Flores, los interrogantes siguen siendo los enumerados en ocasiones anteriores, tales como la falta de ideas claras y de un planteo acorde al rival de turno, las dudas en el sistema utilizado, la mala (o nula) lectura de lo que ocurre durante el juego, las sustituciones a destiempo, otras que son poco entendibles, el déficit de la pelota parada en contra, etcétera.

Pero además, hay que agregarle las carencias de criterios por parte del entrenador a la hora de elegir los jugadores en el armado del equipo. Sorpresivamente, incluye nombres que él mismo había relegado (Tanlongo) y saca a otros que en su momento los daba como titulares indiscutidos (“Pupi” Ferreira). Busca el puesto por puesto (Gamba por Cucchi/Marinelli por Zabala), pero hay casos en los que ni siquiera son de características similares o no los ubica en sus puestos. Al jugador que rindió en un partido, al siguiente va al banco (Almada) y así podemos puntualizar varios hechos a lo largo de todo su ciclo. En definitiva, da la sensación de mucha improvisación y eso, afecta a la confianza del jugador, sobre todo a los más chicos.

Todo eso, inevitablemente, lleva al equipo a perder más de lo que puede ganar y como resultado vemos a un cabeza de grupo que no funciona positivamente ya que traslada toda su impotencia al plantel que conduce. Nerviosismo, histeria, quejas, gesticulaciones, declaraciones fuera de lugar y peleas son altamente contagiosas y eso desencadenó en el bochorno que sucedió sobre el final del partido pasado. Cristian González y Emiliano Vecchio, DT y capitán respectivamente, armaron una batalla en la que algunos se sumaron pero la mayoría, atinadamente, intentó frenar.

El desastre que vemos en todas las áreas del club tiene sus responsables. Ahora, hacer semejante papelón deportivo justo el día que homenajeábamos a los Héroes de Malvinas es una falta de respeto que amerita sanciones a quienes participaron. Mancharon a Rosario Central y a los excombatientes. Ojalá se corrija a tiempo y se encuentre el rumbo que lleve a la institución a tener otro presente, el que los socios e hinchas nos merecemos.

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