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Futbol Femenino

Pequeña crack

La historia de Felicitas Flores Mussi, la niña de 9 años que sueña ser como Messi y fichó para River. Aprendió a jugar con varones, firmó contrato con Nike y llegó a hacer una publicidad con el capitán argentino.

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Encara, gambetea, tira caños y se roba todas las miradas, incluso la de los mejores equipos del país. Tiene solo nueve años pero con su talento logró despertar el interés de River y Boca: ella es Felicitas Flores Mussi.

Ambos clubes la tenían en cuenta para sus divisiones menores, haciéndola participar de algunos entrenamientos. La pequeña crack argentina incluso ya firmó contrato por tres años con Nike, un premio al esfuerzo y dedicación tanto de ella como de su familia. Y una señal de su capacidad.

En esa búsqueda por crecer y convertirse en jugadora profesional, la promisoria estrella bonaerense se convirtió en nueva jugadora del equipo millonario.

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“Comienza una nueva etapa en mi vida. No tengo palabras de agradecimiento a los que forman parte de River femenino por darme la posibilidad de seguir creciendo y aprendiendo”, escribió Felicitas en su cuenta de Instagram.

Más allá de la gran oportunidad y el desafío, en la familia todo es felicidad. Sobre todo su hermano Federico, hincha millonario, que le regala sus antiguas camisetas para que vaya a entrenar.

“Son todas cracks, hacen jugaditas, la pisan, hacen lujos”, dijo la joven Flores Mussi tras los primeros entrenamientos.

Sus comienzos

En su casa, Feli se la pasa todo el día con la pelota. Lámparas, adornos, macetas, cualquier cosa puede recibir un pelotazo. Desde temprano, con botines y camiseta lista, la niña empieza a jugar por los pasillos de su casa, en Berazategui. Ya gambetea a todo el que tiene enfrente, no importa si es adulto, mujer o varón. Ella no solo rompe defensas, también estereotipos.

La pequeña “tamaño pulguita”, tal como dice una publicidad en la que apareció con Lionel Messi, empezó a jugar a los 2 años y desde entonces ya se roba la atención de todos. Incluso la del mejor jugador del mundo, el rosarino la felicitó en las redes por su habilidad. Con una sonrisa de oreja a oreja, ella disfruta jugar de enganche

Sin embargo, empezar a jugar no fue nada fácil ya que no existía una categoría donde pudiera ser incluida. Con solo cinco años, y una habilidad innata, Felicitas ansiaba poder estar en una cancha. Fue gracias a su papá, que se autopostuló DT del equipo, y que la liga de su zona le dio el visto bueno para jugar con varones.

Felicitas Flores Mussi empezó a jugar en equipo a los 5 años.

Así, ella formó su idea de cómo era el fútbol. Lo sentía como algo común, y hasta llegó a pensar que no existían otras chicas que tuvieran su misma pasión. Eso no le impidió usar la 10, encargarse de los tiros libres y manejar todo el equipo en los partidos de su club. “Los profes me decían que no tenía nada de malo que jugara con varones, y yo no sentía diferencia al jugar con ellos”, dice Felicitas.

Más allá de esto, su familia quiso mostrarle que no estaba sola. Así lo cuenta su papá: “Ella nunca iba de decorado, sino que iba a competir con los varones, pero queríamos que viera que había otro tipo de fútbol. Hasta los 6 años nunca había visto a nenas jugar, por eso, en 2019, la llevamos a la escuelita de fútbol femenino de Estudiantes de La Plata. Se le abrió un mundo nuevo, de no solo pensar que los varones jugaban si no que también las nenas podían hacerlo”.

Y si bien el nivel de competencia no cambió, ella descubrió nuevas cosas: “Me gustaba jugar con varones, y gambetearlos, pero después encontré más lugares para jugar con nenas y eso me gustó. Además, me fui haciendo un montón de amigas”.

El caso de Felicitas deja en claro que a pesar de lo mucho que avanzó el fútbol femenino, aún faltan espacios para que las niñas se desarrollen desde edades muy tempranas. Así lo asegura Maximiliano: “Donde vivimos no hay una estructura de fútbol femenino,en especial de tan pequeñas. Siempre arrancan entre los 10 o 13 años, pero ella empezó a jugar desde que camina”.

Por experiencia, Maxi aclara que si bien existen muchos clubes en el Gran Buenos Aires, no todos tienen las puertas abiertas para recibir a las nenas. Por lo que todavía cuesta encontrar lugares y eso genera que algunos padres desistan de llevar a sus hijas a practicar este deporte.

FUENTE: https://www.clarin.com/

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